miércoles, 26 de septiembre de 2012

Conectados

Contactos conectados: tres. Un compañero de estudio, un amigo del trabajo y su exnovio. Aleatoriamente, mientras pone el cursor sobre este último, el reproductor de Windows juega con su memoria: Coldplay.

He said I'm going to buy this place and burn it down
I'm going to put it six feet underground
He said I'm going to buy this place and watch it fall
Stand here beside me baby in the crumbling walls

Revisa las últimas fotos subidas en el perfil de su exnovio. Detalla su barba crecida y piensa en el pasado, en aquellas noches en los que estuvieron juntos y sus cuerpos adolescentes se fundieron en uno solo al compás de las canciones de la banda británica, a un volumen suficiente para maquillar las onomatopeyas propias del amor. Sonríe haciendo memoria de aquellas estrategias para poder crearle al inquilinato en el que vivió por esos años algo de privacidad. Pensó en aquel fin de semana en el que su mamá fue a visitarla sin avisar y tuvo que esconder al muchacho debajo de la cama.

Pero a pesar de las promesas juveniles de amor eterno empezaron a alejarse. Esas promesas fundamentadas en imaginarios adquiridos inocentemente de los cuentos de hadas y en las experiencias subjetivas gobernadas por sus hormonas. En el momento menos esperado el castillo se derrumbó. Mientras él clandestinamente jugaba al conquistador, ella en medio de la incertidumbre de la soledad encontró refugio en las palabras de otro hombre, justo con el que ahora mantenía una relación.

Sabe que cada uno ha construido su vida como mejor ha podido y sabe que cada uno es feliz con la persona que ahora se encontraba a su lado. Sin embargo, esporádicamente vuelve a su cabeza aquella historia inconclusa que trae como fondo musical las canciones de la banda de Chris Martin. Vuelven las caricias. Vuelven los juramentos. Vuelven las preguntas y entonces la fantasía juguetea una vez más con “y si las cosas hubieran sido diferentes…”. Incluso en esas ocasiones en las que el recuerdo retorna a su corazón se pregunta si él también piensa en ella.

Pero simplemente son imágenes en sepia de un ayer que no regresará, son rezagos de una pieza teatral agridulce e incompleta que se encuentran enquistados en algún lugar de su memoria, son cicatrices que podrá maquillar pero que allí estarán durante un muy buen tiempo.

Contactos conectados: dos. Un compañero del estudio y un amigo del trabajo. Un nuevo mensaje instantáneo recibido: Hola. Ya terminaste de desarrollar el taller?? J ... dns62_2010 está escribiendo: En esas estoy. Y tú cómo vas con eso?? 

domingo, 8 de abril de 2012

Llora, si necesitas hacerlo, llora

Su egoísmo era más fuerte que cualquier motivación ajena a su futuro. Corrió a refugiarse en la oscuridad de su cuarto para que nadie la viera llorar. Odiaba que lo hicieran. Dejó además que tristes melodías acompasaran el fluido tibio que baja por sus ojos y nariz. Odiaba tanto llorar y no poder evitar que su rostro pareciera el de una mocosa de 3 años a la que le han arrebatado su juguete. Toda su voluntad y su fortaleza se desvanecieron en un instante de incomprensión, una discusión tonta, un imaginario tejido sobre su vida que todos parecían conocer a la perfección puesto que todos tenían derecho de equivocarse menos ella, porque todos podían tener días malos, menos ella. Ni siquiera llorar se le tenía permitido, no sin un buen rollo de papel a la mano. Se sintió abandonada, acusada por sus temores, enredada en la confusión de sus actos. Sintió que no le quedaba otra alternativa que llorar, así no tuviera el permiso de hacerlo, así no tuviera palabras con las cuales explicar el desasosiego que se hallaba alojado en su garganta y en su pecho. Intentaba buscar dentro de sus recuerdos algo que lograra llenarla de alivio. Pensó de repente que lo mejor era dormir, y huir así, tal vez sólo por unos instantes, pero al fin y al cabo escapar y alejarse momentáneamente de sus delirios, de sus tonterías, de sus cursilerías de niña consentida, de sus rabietas infantiles encerradas en el cuerpo de aquella mujer que yacía sollozante sobre la cama. No había mucho por hacer. Sabía que al día siguiente tendría tiempo para urdir un buen libreto, y así negarse una vez más a sentir, a llorar. 

miércoles, 25 de enero de 2012

Perdone las molestias

Puede que aún no encuentre nada por este rincón del universo, pero pronto lo hará. Sólo necesitamos algo de tiempo.